Ante las nuevas muertes de
refugiados. Ayer fallecían 28 en un campamento al lado de Turquía. Resuena,
hoy, día de las comunicaciones, lanzar una convocatoria de oración vía whatsapp, facebook, twitter, instagram....para
pedir q cesen tantos sufrimientos, que abramos nuestros corazones para poder
acoger, mirar y tratar con misericordia a todas las personas que hoy nos lanzan
un grito de auxilio. No olvidemos que son nuestros hermanos.
Procederemos de la siguiente
manera. A las 10 de la noche encenderemos en nuestras casas una vela. Leeremos
el texto del Papa Francisco.
Fragmento del discurso del Papa
Francisco al recoger el Premio Carlomagno:
"Sueño con una Europa que se
hace cargo del niño, que como un hermano socorre al pobre y a los que vienen en
busca de acogida porque ya no tienen nada y buscan refugio. Sueño una Europa
donde ser inmigrante no sea un delito, sino una invitación a un mayor compromiso
con la dignidad de todo ser humano".
Durante unos minutos
contemplaremos esta imagen y presentaremos al Señor lo que resuena en nuestro
corazón.
Terminaremos rezando con la
oración que nuestro Papa pronunció en Lesbos.
ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO EN
LESBOS:
Dios de Misericordia, te pedimos por todos los hombres, mujeres y niños
que han muerto después de haber dejado su tierra, buscando una vida mejor.
Aunque muchas de sus tumbas no
tienen nombre, para ti cada uno es conocido, amado y predilecto.
Que jamás los olvidemos, sino que
honremos su sacrificio con obras más que con palabras.
Te confiamos a quienes han
realizado este viaje, afrontando el miedo, la incertidumbre y la humillación,
para alcanzar un lugar de seguridad y de esperanza.
Así como tú no abandonaste a tu
Hijo cuando José y María lo llevaron a un lugar seguro, muéstrate cercano a
estos hijos tuyos a través de nuestra ternura y protección.
Haz que, con nuestra atención
hacia ellos, promovamos un mundo en el que nadie se vea forzado a dejar su
propia casa y todos puedan vivir en libertad, dignidad y paz.
Dios de misericordia y Padre de
todos, despiértanos del sopor de la indiferencia, abre nuestros ojos a sus
sufrimientos y líbranos de la insensibilidad, fruto del bienestar mundano y del
encerrarnos en nosotros mismos.
Ilumina a todos, a las naciones,
comunidades y a cada uno de nosotros, para que reconozcamos como nuestros
hermanos y hermanas a quienes llegan a nuestras costas.
Ayúdanos a compartir con ellos
las bendiciones que hemos recibido de tus manos y a reconocer que juntos, como
una única familia humana, somos todos emigrantes, viajeros de esperanza hacia
ti, que eres nuestra verdadera casa, allí donde toda lágrima será enjugada,
donde estaremos en la paz y seguros en tu abrazo.
Si te animas, ayúdanos a reenviarla.
No olvidemos que la fe mueve montañas. Gracias
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