domingo, 19 de abril de 2020

UNIDOS EN LA FE (DISTINTAS RELIGIONES MANDAN UN MENSAJE ANTE EL COVID_19 – Diálogo interreligioso) – ONE WORLD, TOGETHER AT HOME, UNITED IN FAITH


Youtube ha bloqueado el vídeo que había subido debido a una reclamación de derechos de autor y no se puede ver en el canal. Podéis ver el mensaje que se lanzó en este evento y que merece la pena desde el punto de vista del diálogo interreligioso:

Duración: Un minuto y 38 segundos. Intervalo: 4:16’00” – 4:17’38”
Pincha sobre el enlace para ir al vídeo o sobre la imagen


Traducción aproximada 👇 🏡🌈🦠🏩🛐🕉

1) Obispo T. D. James, Cristianismo*: Unidos en la fe es nuestro compromiso con la humanidad y la fraternidad, que son más fuertes y que, en última instancia, derrotarán al virus.

2) Azza Karam, Islam: Lo que es realmente impresionante en estos días es que no solo son iglesias que sirven y apoyan a las iglesias o a los cristianos; o mezquitas que se preocupan de las mezquitas, o templos o sinagogas que apoyan a los judíos, o budistas o hinduistas… de hecho, son todos ellos ayudando a todo ser humano.

3) H.H. Oujya Swami Chidanand Saraswatui, Hinduismo: Namaskar, este virus que está en el aire no debería ser un virus que entre en nuestras mentes, no deberíamos estresarnos o reaccionar exageradamente sino reflexionar y hacer introspección.

4) Satpal Singh, Sijismo: Durante este crisis los sijs se orientan por los principios para reconocer la unidad en la humanidad y vivir en “sarvathadapala”; vivir para ayudar al bienestar de todos.

5) Rabí Dan Ain, Judaísmo: Estamos llamando a nuestros seres queridos y a miembros de nuestras comunidades que están solos e incluso estamos encontrando formas para rezar con gente que ha tenido que despedirse de algún ser querido… No hay nada virtual en hacerse “presente” de esta manera. Esto está logrando que nos unamos como comunidad y como mundo.

6) Reverendo A.R. Bernard, Cristianismo*: La vida triunda sobre la muerte, la fe sobre el miedo, la luz sobre la oscuridad… y hay luz al final del tunel. Recuerda… Somos un mundo que se queda en casa unido en la fe…

** No se especifica a qué confesión cristiana se refiere. Para comprender mejor esto, dos recomendaciones:

1) Manuel Barrios Prieto, Director de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española nos cuenta brevemente en este vídeo el origen y las diversas ramas que existen en el cristianismo: 



2) El sacerdote jesuita J. M. Rodríguez Olaizola comparte cómo afrontar este tiempo de cuarentena para un católico: 




En su canal cuenta con más vídeos sobre la Pascua de Resurrección, etc. Y por último, si eres más de podcast o audios… Reflexión de Olaizola en este tiempo de cuarentena, qué es conquistar la libertad: 


#oneworld #world #togetherathome #stayathome #yomequedoencasa

domingo, 12 de abril de 2020

ORACIÓN - REFLEXIÓN SOBRE LA VIGILIA PASCUAL, 11 DE ABRIL DE 2020, CON EL PAPA FRANCISCO


FRAGMENTO DE LA HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Basílica Vaticana
Sábado Santo, 11 de abril de 2020

 Este año percibimos más que nunca el sábado santo, el día del gran silencio. Nos vemos reflejados en los sentimientos de las mujeres durante aquel día. Como nosotros, tenían en los ojos el drama del sufrimiento, de una tragedia inesperada que se les vino encima demasiado rápido. Vieron la muerte y tenían la muerte en el corazón… 

Papa Francisco, durante la Vigilia

Pero en esta situación las mujeres no se quedaron paralizadas, no cedieron a las fuerzas oscuras de la lamentación y del remordimiento, no se encerraron en el pesimismo, no huyeron de la realidad…

Jesús, como semilla en la tierra, estaba por hacer germinar en el mundo una vida nueva; y las mujeres, con la oración y el amor, ayudaban a que floreciera la esperanza. Cuántas personas, en los días tristes que vivimos, han hecho y hacen como aquellas mujeres: esparcen semillas de esperanza. Con pequeños gestos de atención, de afecto, de oración…

«Vosotras, no temáis […]. No está aquí: ¡ha resucitado!» (vv. 5-6). Ante una tumba escucharon palabras de vida… Y después encontraron a Jesús, el autor de la esperanza, que confirmó el anuncio y les dijo: «No temáis» (v. 10). No temáis, no tengáis miedoHe aquí el anuncio de la esperanza. Que es también para nosotros, hoy. Hoy. Son las palabras que Dios nos repite en la noche que estamos atravesando.

En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia, con una sonrisa pasajera. No. Es un don del Cielo, que no podíamos alcanzar por nosotros mismos: Todo irá bien, decimos constantemente estas semanas, aferrándonos a la belleza de nuestra humanidad y haciendo salir del corazón palabras de ánimo. Pero, con el pasar de los días y el crecer de los temores, hasta la esperanza más intrépida puede evaporarse. La esperanza de Jesús es distinta, infunde en el corazón la certeza de que Dios conduce todo hacia el bien, porque incluso hace salir de la tumba la vida.

El sepulcro es el lugar donde quien entra no sale. Pero Jesús salió por nosotros, resucitó por nosotros, para llevar vida donde había muerte, para comenzar una nueva historia que había sido clausurada, tapándola con una piedra. Él, que quitó la roca de la entrada de la tumba, puede remover las piedras que sellan el corazón. Por eso, no cedamos a la resignación, no depositemos la esperanza bajo una piedra. Podemos y debemos esperar, porque Dios es fiel, no nos ha dejado solos, nos ha visitado y ha venido en cada situación: en el dolor, en la angustia y en la muerte. Su luz iluminó la oscuridad del sepulcro, y hoy quiere llegar a los rincones más oscuros de la vida. Hermana, hermano, aunque en el corazón hayas sepultado la esperanza, no te rindas: Dios es más grande. La oscuridad y la muerte no tienen la última palabra. Ánimo, con Dios nada está perdido.

Basta abrir el corazón en la oración, basta levantar un poco esa piedra puesta en la entrada de tu corazón para dejar entrar la luz de Jesús. Basta invitarlo: “Ven, Jesús, en medio de mis miedos, y dime también: Ánimo”. Contigo, Señor, seremos probados, pero no turbados. Y, a pesar de la tristeza que podamos albergar, sentiremos que debemos esperar, porque contigo la cruz florece en resurrección, porque Tú estás con nosotros en la oscuridad de nuestras noches, eres certeza en nuestras incertidumbres, Palabra en nuestros silencios, y nada podrá nunca robarnos el amor que nos tienes.

Este es el anuncio pascual; un anuncio de esperanza que tiene una segunda parte: el envío. «Id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea» (Mt 28,10), dice Jesús. «Va por delante de vosotros a Galilea» (v. 7), dice el ángel. El Señor nos precede, nos precede siempre. Es hermoso saber que camina delante de nosotros, que visitó nuestra vida y nuestra muerte para precedernos en Galilea; es decir, el lugar que para Él y para sus discípulos evocaba la vida cotidiana, la familia, el trabajo. Jesús desea que llevemos la esperanza allí, a la vida de cada día. 

Pero hay más. Galilea era la región más alejada de Jerusalén, el lugar donde se encontraban en ese momento. Y no sólo geográficamente: Galilea era el sitio más distante de la sacralidad de la Ciudad santa. Era una zona poblada por gentes distintas que practicaban varios cultos, era la «Galilea de los gentiles» (Mt 4,15). Jesús los envió allí, les pidió que comenzaran de nuevo desde allí. ¿Qué nos dice esto? Que el anuncio de la esperanza no se tiene que confinar en nuestros recintos sagrados, sino que hay que llevarlo a todos. Porque todos necesitan ser reconfortados y, si no lo hacemos nosotros, que hemos palpado con nuestras manos «el Verbo de la vida» (1 Jn 1,1), ¿quién lo hará?

Papa Francisco, 11 de abril de 2020

Qué hermoso es ser cristianos que consuelan, que llevan las cargas de los demás, que animan, que son mensajeros de vida en tiempos de muerte.
Nosotros, peregrinos en busca de esperanza, hoy nos aferramos a Ti, Jesús Resucitado. Le damos la espalda a la muerte y te abrimos el corazón a Ti, que eres la Vida.




Reflexión – meditación: (haz silencio, quédate en el fragmento o pregunta donde más a gusto te sientas, donde te llame el corazón o sientas ese pálpito, esa frase…, sé paciente y perseverante…)

1)   ¿Cómo llevas estos días de “tragedia inesperada que se vino encima demasiado rápido”? ¿Hay muerte en tu corazón?

2)   ¿Cómo ayudas a que florezca la esperanza a tu alrededor?

3)   ¿Con qué expresión del Papa te quedas sobre la esperanza, cambia en algo tu forma de verlo?

4)   Él, que quitó la roca de la entrada de la tumba, puede remover las piedras que sellan el corazón… Ánimo, con Dios nada está perdido”. ¿Cómo vives la Resurrección en tu vida? ¿Qué piedras de muerte necesitan volver a la vida en ti?

5)   ¿Cómo llevas la segunda parte del anuncio pascual: el anuncio de la esperanza no se tiene que confinar en nuestros recintos sagrados, sino que hay que llevarlo a todos. Porque todos necesitan ser reconfortados y, si no lo hacemos nosotros, que hemos palpado con nuestras manos «el Verbo de la vida» (1 Jn 1,1), ¿quién lo hará?

¿cómo buscarás la hermosura? (cfr. Qué hermoso es ser cristianos que consuelan, que llevan las cargas de los demás, que animan, que son mensajeros de vida en tiempos de muerte.)