domingo, 5 de marzo de 2017

PRIMER VIERNES DE CUARESMA: Veo, pienso, me pregunto... 2017



Veo - pienso - reflexiono Imagen con ceniza y varias frases. Tratar de que los alumnos expliquen qué ven, qué creen que es y a qué les invita la imagen… Diálogo con los alumnos. 

Mensaje fundamental Se retoma el lema del curso. Como lema, muy bonito, pero de ahí a pensar que somos hermanos… es más fácil quedarse como Caín, "pasar del otro", muchas veces así se entiende el respeto, que cada uno haga lo que quiera. Me preocupa lo mío y basta… Jesús nos invita, con la Cuaresma, a dejar de mirarme el ombligo y estar atento a los demás, a mis hermanos.

Contexto
"Dios: ¿Dónde está tu hermano? 
Caín (sobre Abel): ¿acaso soy yo el guardián de mi hermano?" Génesis 6, 9. 

Adán y Eva concibieron a Caín después de ser desterrados del Paraíso por Dios debido a que habían desobedecido su orden de no comer del Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal. Después de Caín, concibieron a otro varón, su hermano Abel. Caín se dedicó a la agricultura, mientras que su hermano menor al pastoreo. Estos hermanos presentaron sus sacrificios a Dios en sus respectivos altares; al verlos, Dios prefirió la ofrenda de Abel (de los primogénitos de sus ovejas) al de Caín (del fruto de la tierra), quien enloqueció de celos y mató a su hermano. Después de esto, volvió a sus cultivos. Al ser interrogado por Dios acerca del paradero de su hermano, Caín respondió «¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?». Sabiendo Dios lo que había ocurrido, castigó a Caín condenándolo a vagar por la tierra, pero le colocó una marca particular para preservar su vida ante los habitantes de la tierra. En su peregrinaje Caín llegó a la tierra de Nod donde edificó la primera ciudad a la cual llamó Enoc, por el nombre de su hijo.
Explicación El asesinato de Abel por parte de Caín representa la posibilidad que tiene todo ser humano de rechazar su propia vocación originaria: la fraternidad. Negar esta realidad supone rechazar toda relación positiva y humanizadora que podamos construir con los demás, como es la responsabilidad ética de cuidar y proteger a la vida del otro, o asumir la causa de las víctimas más allá de toda ideología o visión partidista, e incluso una visión de sociedad donde no exista la exclusión y la discriminación en ningún ámbito.

La apuesta por la fraternidad no es una mera cuestión religiosa, así fue reconocida en el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros».
 

El Génesis aporta una clave fundamental. Considera a la fraternidad como la pregunta radical de la existencia humana: «¿dónde está tu hermano?». La respuesta de Caín es penosa y provocadora: «no lo sé, ¿acaso soy yo el guardián de mi hermano?» (Gn 4,9). Representa el sinsabor de quien se desentiende del otro, de quien vive su cotidianidad con indolencia incluso hasta romper con todo vínculo humano con tal de justificar su propio fin. Tal actitud desencadena un proceso de deshumanización que, luego, no tendrá vuelta atrás. Marca un punto de no retorno.

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